Elegía a 7 manos

La vida a traves de tus grandes ojos

La belleza tiene más propósitos de los que luce, especialmente cuando queda para el recuerdo. Esta madrugada nos dejó Foxy, Peludo, nuestro Gato en el año del tigre que me regaló su avatar.

Cómo puede desaparecer algo tan bello? Pues no lo hace como obra de arte que es. Una perfección sublime capaz de remover las referencias no se desvanece simplemente, se convierte en memorias que continuarán alegrando las vidas afortunadas de quienes le conocieron. Ahora, su papel se transforma y de motivar la creación de este blog hace 5 años, le toca seguir inspirándonos para honrar la estampa que adorna estas páginas. Nos vas a hacer falta para siempre.

El misterio rodeó su vida desde el momento que apareció en nuestra puerta, cuando vivíamos en Playa Mansa, un remanso del Mar Caribe que acaricia las hermosas Playas de Lechería en Venezuela. No todos los días aparece un portento de gato y se apropia de tu hogar como el miembro alfa que siempre fue. Aprendimos a admirar su raza en el magnífico ejemplar que apareció de la nada. Conocimos al Maine Coon y su leyenda, mientras maravillados disfrutábamos de su gracia y carácter. No dejaba nada ni nadie ajeno a su presencia, constantes eran las palabras de admiración que causaba y su actitud indicaba la certeza de su rol.

Dominó al resto de la pandilla que habita en casa y el mismo ímpetu que seguramente le movió a abandonar un yate venido de lejos, le lanzó hacia el accidente que hoy nos deja devastados. Admiro su arrojo así sea la causa de esta tragedia abismal. Vivir del miedo no es vida.

Hoy guardaremos siete minutos de silencio en honor la determinación que caracterizaron al Gato, enjugaremos nuestras lágrimas y seguiremos adelante en esta aventura que apenas comienza. De cada miembro de nuestro clan doméstico que nos ha tocado despedir hemos aprendido algo. Hoy nos quedamos con la valentía para vivir una vida atrevida basada sólo en el coraje de vivirla.

Lo enterramos esta tarde de luz auspicio de primavera, mirando al poniente juntos cuando compartíamos los mejores momentos del día y nos arropaba con su cola de adorno mientras el mundo lucía perdido – como nos encontramos en este momento.

Gracias Peludo, nunca te olvidaremos.

Somos víctimas de nuestro temperamento – Gabriela Mistral

Gustavo, Richmond, 20 de Enero,2015

Ahora vigilas mientras escribo.