250 Millones y contando – Parte 3 de 3
En honor al Poeta ocupado en la más noble de las profesiones tras la cual se le fue la vida. Esta semana se la dedicamos sin contemplaciones.
“El corazón cambia en cada latido” G. Pisani
Para cerrar este pozo hasta el próximo año, me despido con una Trilogía Trágica. Espero les guste. Ahora los espero en la Trastienda del blog, al final de esta entrada.
250 Millones y contando – Parte 3 de 3
El Mar Epéirico
Por días, semanas y meses la fuerza disruptiva de la naturaleza no dejó a persona ilesa. Vientos huracanados, granizo y lluvia capaz de ahogar a infantes y tercera edad por igual, establecieron una situación calamitosa. La irremisible degradación de la peor temporada que se recuerde, hará más difícil para los sobrevivientes mantenerse con vida y en una sola pieza.
El tiempo moderno no ha presenciado un evento tan patético; hordas en harapos que tratan de consolarse a sí mismas en medio de la creciente inquietud, la cual continuamente amenaza en superar las fuerzas andrajosas para contener el daño y la desesperación. La nación ha sentido el efecto de la debacle y noticias de tragedias similares se transmiten de costa a costa, resonando sobre los responsables de esta isla precaria, a la espera de ser borrada en un futuro próximo.
Después de enfrentar tanto terror y dolor, el miedo y la desesperación emergieron entre los desolados. Las víctimas de los crímenes endémicos fueron arrojados al mar nuevo, sin ningún remordimiento, bajo un comportamiento colusorio de testigos presenciales para reducir el número de sobrevivientes en el campamento. La corriente salvaje y el agua gélida facilitaron la disposición de los cadáveres. Nadie daría la pelea, ni perseguía gloria – era la supervivencia primitiva.
Garantizar la vida es ahora el trabajo más importante y los niños eran el grupo más vulnerable de todos. Dejaron de enterrar los cuerpos pequeños debido a la falta de voluntarios y terrenos disponibles; pronto no había cuerpos para ser enterrados porque el hambre se interpuso. Pero lo peor aún estaba por llegar.
En este momento mi amigo continuaba sin descanso su informe dramático, y aunque yo no podía aceptar sus palabras, apenas prestó atención a mis exclamaciones de terror o preguntas.
Aspiraba profundamente sin pausa, y con profunda resignación concluyó su trágico relato de los acontecimientos que restablecieron nuestro reloj geológico varios eones de golpe. Mantuvo los ojos cerrados mientras lágrimas oscuras cayeron como la lluvia fuera de la choza.
Finalmente el Mar Epéirico había reclamado su curso que por 200 millones de años ocupó entre los Apalaches y las Montañas Rocosas.
El inmenso cuerpo de agua ubicado entre estas cadenas montañosas, comenzó colocando sedimentos en un ritmo incesante, metódicamente intercalando arena con depósitos orgánicos en un milímetro por tasa interanual. Entonces el tiempo no se apresuraba de la manera como lo hace ahora. El sedimento simplemente se depositó, formando las capas infinitas que se convirtieron en el paisaje por el cual nos dirigíamos a nuestros puestos de trabajo cada mañana.
Hoy el mar acaba de regresar a su cuenca original, temporalmente obstruido con sedimentos laminares. Una nación completa construida en la parte superior de la formación sedimentaria, vivió sin conocer el significado de ubicarse en medio de escenarios con antecedentes de actividad geológica potencialmente reversible.
Entonces llegó la lluvia con toda la furia desde lo alto, la cual se unió a las fuerzas que afectan a la superficie desde abajo, como la erosión o la superpoblación. El ecosistema se encontraba en una situación de estrés sin precedentes. Así es como la tierra se reincorpora al cabo de un largo período de tiempo humano, pero que representa apenas una marca en su propio reloj.
La Gran Llanura americana desapareció tras ser arrastrada por una oleada que vino desde Alaska hasta Matagorda, en el Golfo de México. Al momento más de la mitad de Norte América fue inundada por este nuevo mar, o por el antiguo mar Caribe.
Austin se convirtió en un recuerdo y la Isla Red Bud es cosa del pasado; Monte Baker, Bonnel y Montaña Cat son ahora el paisaje submarino.
El Capitolio parecía conservado en una especie de pecera gigante, sin daños visibles. La Calle Sexta cambió su carácter alegre por uno frío, terrible y profundamente muerto.
Mi amigo concluyó su narración épica exhalando lo que le quedaba de vida, y lo único que pude hacer es dar la espalda y salir tratando de entender lo que pasó en mis propios términos. No es una tarea fácil cuando ves muertos por donde quiera que vayas.
En mi camino doloroso de regreso me enteré de que el único vestigio de tierra seca en esta área es Jolyville, desde donde se podía ver hasta el norte de algunas montañas que aún muestran su cumbre sobre el nivel del mar. Nada me había preparado para la escena desde el aire, a bordo de un cargamento militar, donde el vacío creado por el área de los antiguos estados centrales quedó como una herida en el corazón de la nación, en forma de profunda cicatriz bajo el mar.
En dirección al sur hasta llegar a La Grange, todo es un río ancho y muy frío barriendo cualquier signo de vida conocida hasta la fecha. Columbus parece ser el lugar seco más cercano, siempre y cuando las presas naturales mantengan el mar interior contenido. Para el próximo verano, quizás sea parte de la nueva historia como Austin lo es ahora.
Un recordatorio macabro del pasado corresponde a un depósito elevado de agua, brutalmente oxidado con el tope levemente por encima de la superficie y una inscripción apenas visible que lee “La Grange” – lo cual habla a gritos de la tragedia de los Estados restantes de América.
Gustavo Pisani, Richmond, 25 de Enero, 2015
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La Trastienda
Aquí coloco mi obra para la venta a ese lector que me ha honrado con su preferencia. Hoy presento mi opera prima, la mejor historia para el Día de San Valentín – Amada Brujita – un amor Epéirico – les va a encantar. Ordena tu ejemplar a tiempo para ese gran día aquí. Espero les guste.
Ofelia no pudo decirlo mejor según Shakespeare;
Gustavo, las tres partes de 250 Millones y contando me trasportaron a la tragedia de Vargas . . a la final tragedia es tragedia, verdad?
Te felicito por la publicacion de tu libro “Amada Brujita” . . . wuauuuu cuanto talento. Un abrazo con el cariño de siempre
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Graciela Buso
25/01/2015 at 4:05 AM
Gracias,espero disfrutes el libro tanto como el blog. Un abrazo, Gustavo
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gpisanic
25/01/2015 at 6:26 AM