Vuelta al lecho
Me despedí esta mañana sin saber si volvería del trabajo en la noche, ante la arremetida brutal de las bandas de ocupación, que tratan con todos los medios posibles de desalojar la esperanza y eliminar la libertad. Camino indolente a la oficina, entre las balas perdidas y los despojos de una batalla interminable por la verdad, y me abro paso entre evidencia de otra noche de ejecuciones de mano de los mercenarios oficiales. Hay escenas que tardan en borrarse.
Presencio las atrocidades que jamás pretendí atestiguar en este campo de exterminio donde las ideas son piezas de cacería. Me desvío de mi ruta tratando de sacarle el cuerpo a una realidad que siempre ha estado oculta por la indiferencia de los siglos. Miro hacia otro lado para no repetir la convulsión causada por los restos de esta masacre. Me acuesto sin cerrar los ojos mientras la conflagración no se detiene en esa calle infinita donde se inmolan aquellos que quieren vivir.
Cada día es más difícil mantenerse cuerdo ante esta barbarie, según la cual el espejo oficial refleja todo el terrorismo de estado en la cara de un pueblo, que no se deja burlar de nuevo. Suficiente el espectáculo infame de convocatorias a representantes interesados en compartir el botín. Basta de insultos y ataques atribuidos a las victimas objeto del acoso y la injusticia. La fórmula es simple, elige alguien lleno de frustraciones, envenena su alma con el rencor abominable de una bestia y dale un cargo en el gobierno – como si representara al pueblo. A partir de ese momento se encargara de envenenar a su entorno de una manera implacable.
Luego de una jornada es ese cuarto frio, tratando de concentrarme en una tarea que no tiene final en este momento, preparo el regreso con la esperanza de encontrar cierta normalidad en este infierno administrado por decreto. Nunca más errado, luego de otras tantas horas en el tránsito, presa de robo tras robo durante el trayecto, no quiero llegar al hogar y con la televisión encendida encontrarme con otra sesión de adoctrinamiento en línea, incluyendo el ejercicio electoral del mes, para ratificar de nuevo lo que ya estaba decretado en las maquinas. La democracia no es solo el voto, ni las balas, es la voluntad de gobernar a favor y no en contra de las grandes aspiraciones del pueblo.
Frente al espejo, mientras me saco lentamente la bata manchada, veo mis manos llenas de sangre que tiñen mi rostro, y con los ojos hundidos y apagados no dejo de pensar en que debo dejar ese trabajo en la morgue – me está matando.
Gustavo, Abril 4, 2014
Un relato muy genuino! Felicidades y Animo, estoy segura que donde usted esta plantado desde alli su lucha es adecuada y muy acertada. Saludos! ~Carmen~
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carmeniemela
16/04/2014 at 9:46 AM
Gracias Carmen por tus palabras!
Saludos
Gustavo
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gpisanic
16/04/2014 at 11:16 AM
🙂
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carmeniemela
16/04/2014 at 3:48 PM
me gusta mucho este pequeño fragmento por que habla de la cruel realidad que estamos pasando en muchos países a causa de la política sin principios algunas de las personas que gobiernan son tan vanidosas que entre mas tienen mas quieren tener sin importar que otras personas sufran solo para obtener lo que ellos quieren hoy en día en algunos países no existe la democracia
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jeimy1998
06/04/2014 at 10:27 PM
Una terrible realidad!
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gpisanic
07/04/2014 at 3:57 AM
Reblogueó esto en Cultureando en Barinas.
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cultureandoenbarinas
05/04/2014 at 10:12 AM
Buen texto. Un placer leerte
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marinera67
04/04/2014 at 10:31 AM
Gracias por hacerlo
Gustavo
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gpisanic
04/04/2014 at 12:03 PM